Los principales tratamientos psicológicos existentes en la actualidad son:
- la terapia cognitivo-conductual (basada en el modo de aprender nuevas formas de pensar, actuar y sentir),
- las psicoterapias psicoanalíticas y dinámicas (centradas en el estudio introspectivo del ser humano),
- las terapias de corte existencial-humanista (basadas en gran parte en la relación terapeuta-paciente) y
- las terapias sistémicas (que consideran los problemas de una persona como la expresión de que algo funciona mal en su sistema familiar o de pareja, lo que implica hacer cambios en dicho sistema).
No tomaríamos un fármaco de eficacia no demostrada. Al igual que cualquier fármaco, un tratamiento psicológico debe pasar unas pruebas y controles científicos para saber si es eficaz. No deberíamos seguir un tratamiento psicológico que no se sabe si funciona, al menos cuando existen tratamientos alternativos de eficacia demostrada.
El concepto de eficacia terapéutica es complejo. Se tienen en cuenta diversos aspectos: qué síntomas mejoran y en qué medida, cuánto tarda en aparecer la mejora, grado en que esta se mantiene, cambios conseguidos en el funcionamiento social y laboral y calidad de vida, qué porcentaje de personas no aceptan el tratamiento y/o lo abandonan una vez iniciado, etc.
Los tratamientos son evaluados no de forma genérica sino considerando su utilización en cada problema concreto. No puede hablarse de tratamientos eficaces en general. Lo que se persigue es establecer qué tratamiento o tratamientos concretos son más eficaces para un particular con un problema determinado y bajo qué circunstancias. Los criterios metodológicos y las investigaciones concretas que sustentan la calificación de eficacia se puede encontrar en las referencias bibliográficas:
Determinar que un tratamiento es eficaz de forma inequívoca es una labor combinada tanto de la comunidad científica por medio de la investigación y la universidad como de la comunidad profesional a través del “Colegio Oficial de Psicólogos”, y sociedades profesionales de psicología clínica. La evaluación de la eficacia de los tratamientos requiere una actualización continua, dado que la comunidad científica debe ir incorporando los avances que se producen en las ciencias que lo sustentan, así como los resultados de los estudios de eficacia que van realizándose
Pero no todos los tipos de tratamientos psicológicos han sido sometidos convenientemente a prueba. Las opiniones personales no pueden considerarse como criterio científico. Menos aún la casuística personal En los últimos años se han llevado a cabo numerosas investigaciones dirigidas a evaluar la eficacia de cada tratamiento específico para los principales problemas psicopatológicos Hasta el momento el más investigado y que aporta la inmensa mayoría de los tratamientos eficaces para las diversas categorías de problemas, es el cognitivo-conductual. De este enfoque se han derivado tratamientos eficaces para una diversidad de problemas: trastornos de ansiedad, depresión mayor, disfunciones sexuales, problemas de pareja, trastornos de alimentación, drogodependencias, trastornos de conducta en la infancia, control de esfínteres y, en combinación con intervenciones médicas, esquizofrenia, dolor y trastorno de déficit de atención con hiperactividad, etc.
En suma, conocer qué tratamientos psicológicos concretos son más efectivos para el problema que nos afecta es fundamental. De ello depende, en gran medida, el éxito de la intervención que se va a recibir. En general, los tratamientos psicológicos más efectivos tienen objetivos claros, están centrados en la solución de problemas inmediatos, son más bien de corta duración (de 2 a 6 meses, aunque es mayor en problemas graves o cuando hay varios problemas) y producen una mejoría tras las 8-10 primeras sesiones. Si un tratamiento no tiene unos objetivos claros, se dilata en el tiempo y no se obtienen resultados apreciables (cuando menos parciales) en un período de tiempo razonable, se puede desconfiar de su eficacia.
Algunas asociaciones profesionales de psicólogos han establecido unas “guías” o “listas” en los que figuran los tratamientos eficaces para los distintos tipos de trastornos psicológicos( guía elaborada por la “Sociedad Española para el avance de la Psicología Clínica y de la Salud. Siglo XXI”) Estas guías son útiles, tanto para los psicólogos como para los usuarios, pues permiten identificar los tratamientos considerados eficaces por la comunidad científica y profesional de los psicólogos.
Que un tratamiento no figure en las guías no quiere decir necesariamente que no sea eficaz, pero sí quiere decir que, por el momento, no ha demostrado que lo sea. Hay varias razones por las que puede no haberlo demostrado, entre ellas que no haya sido investigado hasta el momento, bien por su novedad o por no haber interés en hacerlo, o que sólo disponga a su favor de datos no experimentales. No obstante, es difícil justificar que un tratamiento que tenga ya una cierta historia, 10 años, se siga utilizando sin haber puesto a prueba su eficacia.
Lecturas recomendadas
- Labrador, F.J., Echeburúa, E. y Becoña, E. (2000). Guía para la elección de tratamientos psicológicos efectivos: hacia una nueva psicología clínica. Madrid. Dykinson.
- Froján, M.X. y Santacreu, J. (1999). ¿Qué es un tratamiento psicológico?. Madrid. Biblioteca Nueva.
- Sevilla, J. y Pastor, J. (1991). ¿Podría ayudarme un psicólogo?. Valencia. Centro de Investigación y Terapia de Conducta.
- Nathan, P. E. ; Gorman, J.M. y Salkind, N.J. (2002) Tratamiento de trastornos mentales. Una guía de tratamientos que funcionan. Madrid: Alianza Ensayo