Con motivo del 25N creemos necesario señalar la importancia de continuar con la lucha frente a un problema social que seguimos arrastrando a día de hoy. La cruda realidad es que en España, el número de mujeres víctimas de violencia de género aumentó un 3,2% en el año 2021 con respecto al año anterior, con 30.141 casos contabilizados. Este incremento viene reflejando que la complejidad de este tipo de violencia, tan arraigada culturalmente, dificulta el hecho de acabar con ella. Según el Instituto Nacional de Estadística, la tasa de víctimas de violencia de género fue de 1,4 por cada 1.000 mujeres de más de 14 años. En 2003 comenzaron a registrarse las víctimas mortales en España y ya suman 1.171 las vidas que se han perdido hasta el momento. Desde enero hasta el 10 de noviembre de 2022, han sido asesinadas 38 mujeres a manos de sus parejas o exparejas. De estas, 11 habían presentado denuncias previas, 3 casos fueron denunciados por otras personas y 24 situaciones no fueron denunciadas. Además de las mujeres, sus hijos e hijas sufren esta violencia. En los últimos 19 años, 48 menores han sido asesinados por sus progenitores. Más allá del dolor que suponen estas pérdidas, quienes sobreviven o viven inmersas en una situación de violencia de género se ven afectadas por una serie de dificultades que comprometen su bienestar. Sufren dificultad de concentración, irritabilidad, hipervigilancia, trastornos del sueño, fobias/miedos y trastornos de la conducta alimentaria, entre otros. Además, se ha observado en estos casos una variante del Trastorno por Estrés Post-Traumático conocido como “Síndrome de la Mujer Maltratada”, que se caracteriza por reunir los siguientes síntomas: altos niveles de ansiedad, presencia de recuerdos perturbadores, conductas evitativas, entumecimiento emocional, distorsión de la imagen corporal, problemas sexuales y dolencias físicas. Este año, el Ministerio de Igualdad ha presentado la campaña “¿Entonces Quién?” como lema para el 25N. Por primera vez, se cambia el foco que siempre ha estado sobre las mujeres, reubicando ahora la responsabilidad y origen de esta violencia en los hombres, haciéndoles conscientes de que ellos son parte imprescindible en la solución de este problema. Si queremos combatir esta violencia, debemos responsabilizarnos, continuar sensibilizando a la comunidad, y ser conocedores y promulgadores de los recursos disponibles para tratar de prevenir y paliar los daños generados por esta problemática, los cuales se reseñan a continuación:
Marta Álvarez García , María Andreína Enriquez No y Sandra Calzada Edesa |