Tras haber completado casi un año desde el inicio de la pandemia y debido a las numerosas restricciones implantadas para combatir la situación, es común que las personas se encuentren cansadas. Entendemos como fatiga pandémica la reacción que presenta la población ante una situación de incertidumbre y desmotivación que se ha ido prolongando a causa de la pandemia. Este cansancio se expresa con un número cada vez mayor de personas que no cumplen las restricciones, una menor búsqueda de información acerca del contagio del virus, una menor percepción de riesgo, una mayor aparición de sintomatología ansiosa y depresiva y la necesidad de un mayor acceso a tratamiento psicológico. Al inicio de una crisis como la pandemia por COVID-19, las personas tienden a aprovechar su capacidad de adaptación mental y física facilitando así la supervivencia a corto plazo. Sin embargo, cuando la situación se prolonga, se debe adoptar un estilo diferente de afrontamiento para evitar el estrés y la ansiedad. Factores como la desmotivación individual, el aislamiento social, el desempleo, las preocupaciones económicas, la incertidumbre, el dolor y la pérdida, afectan a nuestra capacidad de afrontamiento y frente esto, tomar una actitud resiliente puede servirnos de ayuda. La resiliencia es un factor protector que se relaciona con la promoción del bienestar y la prevención de problemas emocionales. Según la RAE, se define como la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. A continuación, te proponemos algunas medidas que te ayudarán a mejorar esta capacidad de adaptación o resiliencia: - Acepta la situación tal y como es. No centres tu atención en aquello que no puedes cambiar, pues eso podría producir irritación, ira y resentimiento psicológico y podría generar un aumento de estrés y una disminución de la efectividad. Por lo contrario, comprométete con la situación y sigue las recomendaciones e instrucciones sanitarias. - Ajusta tus expectativas a la situación. Debemos entender que las cosas han cambiado y ya no todo funciona como antes, por lo que, según esto debemos establecer nuestros objetivos en función de las posibilidades disponibles en el momento. Céntrate en lo que se puede hacer en el aquí y ahora puede ser más animador. - Aprende con los retos. Intenta sacar un aprendizaje de lo ocurrido, fortalece tus cualidades y habilidades y tu capacidad de adaptación. - Entiende la importancia del apoyo mutuo. Es muy importante aprender a pedir ayuda cuando se necesita tanto al círculo más cercano como la ayuda profesional y terapéutica. - Busca momentos para expresar tus sentimientos y emociones. - Planifica actividades saludables, agradables y positivas. - Practica el autocuidado de la mente y del cuerpo con ejercicios físicos, buena alimentación, buena calidad de sueño. Establece la rutina adecuada para ti y tus necesidades. - Fortalece las habilidades de resolución de problemas y comunicación asertiva. Si consigues mantenerte resiliente en estos difíciles momentos, tu salud física y mental se verán menos afectadas.
Carolina Lombó Fragueiro y Priscila Borrello Alumnas de Psicología en prácticas de la
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