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SEÑALES DE ALARMA DE RIESGO DE CONDUCTA SUICIDA

Hola de nuevo a los lectores asiduos y nuevo hola para los que se estrenan.

El post está a cargo de Sandra  Calzada Edesa alumna en prácticas de psicología en CIPSA.

En un artículo publicado con anterioridad en este blog, se abordó el tema del duelo. Hoy, tratando de cerrar el tema de suicidio, escribo  sobre las personas que sobreviven a la pérdida de una persona por suicidio.

En el caso de los familiares y allegados de una persona que se ha suicidado, el duelo se diferencia porque suele causar una culpa irracional, la estigmatización social, pensamientos reiterados buscando el por qué y a veces, la ocultación y la vergüenza.

Si tienes en tu entorno a alguna persona que está pasando por un duelo por suicidio, podrías ayudarla respetando sus tiempos, sus silencios, escuchando lo que quiera o pueda compartir, sin presionar para que cuente aquello que no quiere o para lo que no está preparada, sin dar respuestas (ni tan siquiera de ánimo/consuelo), mejor utiliza un gesto como un abrazo.

Si es un niño el que se ve afectado por un duelo por suicidio no se le debe ocultar la verdad con la finalidad de protegerlo, porque es consciente de que la persona no está y buscará sus propias explicaciones para tratar de entender qué ha pasado (podría culparse por creer que la persona ha fallecido por un mal comportamiento que tuvo o porque en algún momento de enfado deseó su muerte, que no le quería y por eso ha fallecido o se ha marchado). Se debe adaptar la respuesta que se da sobre lo sucedido a la edad del menor, sin dar más explicaciones que la respuesta más sencilla a sus preguntas. Y es saludable que el niño pueda participar del duelo familiar, permitiéndole expresar sus emociones.

Si tú eres la persona que se encuentra transitando el duelo, si eres el superviviente, trata de apoyarte en tu entorno. Si te resulta posible, habla de lo acontecido, a sabiendas de que esto va a generar dolor, porque es la manera en la que podrás integrar lo sucedido y liberar las emociones derivadas de ello. Si lo crees necesario y te parece buena idea, busca un grupo de apoyo de duelo por suicidio o alguna asociación de supervivientes donde poder compartir emociones con personas que han pasado o están pasando por la misma situación. Si sientes que no puedes gestionar las emociones y que el malestar es tan grande que afecta a tu vida de manera notable, si tienes pensamientos de muerte recurrentes, incluso habiendo llegado a pensar en el modo en que lo harías, ponte en manos de un profesional de la salud mental que te ayude a resolver el duelo.

También puedes llamar al 024, línea del Ministerio de Sanidad de atención gratuita, disponible 24 horas, 365 días, para personas con ideación suicida, allegados y familiares. O al teléfono de la esperanza, perteneciente a una asociación sin ánimo de lucro que trabaja en la promoción de la salud emocional y la intervención en crisis,

tel: 914 59 00 55 (fijo),

717003717 (móvil) o al

942363745 (teléfono del centro que la asociación tiene en Cantabria, situado en C/ José María de Cossío, 33).

Como siempre, un abrazo de 20 segundos para cada lector/a.


Sandra Calzada Edesa
Psicóloga en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica
del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud, CIPSA

Ángela Carrera Camuesco
Psicóloga Clínica y directora de CIPSA 

Imágenes ~ Pexels