CBD ¿es tan eficaz e inofensivo cómo nos lo venden?

Hola de nuevo a los lectores asiduos y nuevo hola para los que se estrenan. El post está a cargo de Carla Carrera González, Esther Pedraja Fernandéz y Daniel Samperio Fernández psicólogas en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica de CIPSA.

Actualmente se está extendiendo el consumo de cannabidiol (CBD), publicitándose como inofensivo y vendiéndose en diferentes formatos. Pero, ¿realmente es legal, seguro y no tiene efectos secundarios? El cannabidiol, o CBD, es uno de los más de 100 componentes, junto con el tetrahidrocannabinol (THC), que se encuentran en la planta de cannabis. Es importante recalcar que el CBD no es lo mismo que la marihuana. La marihuana se refiere a las flores, hojas, tallos y semillas secas de la planta de cannabis y contiene THC, componente que lo hace adictivo. Además, el CBD por sí solo no produce la sensación de euforia o el “subidón” que la marihuana es capaz de producir. El CBD se está comercializando en diferentes formatos, incluidos aceites, extractos, cápsulas, parches, vaporizadores, preparaciones tópicas para usar en la piel e incluso chupa-chups.

En España, existe un vacío legal del CBD y miles de españoles lo consumen.  Su seguridad y pureza no están reguladas por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Por lo tanto, no podemos estar seguros de que el producto que compramos tenga la dosis de los ingredientes que figuran en la etiqueta, ni tampoco de si contiene otros elementos desconocidos. Además, no se conoce cuál es la dosis terapéutica más eficaz de CBD para una afección médica en particular. Una situación preocupante que está produciendo esta sustancia es que hay productos a la venta de CBD que contienen un 0,02% de THC, pudiendo producir pequeñas adicciones. Por eso, es importante informarse sobre el tipo de producto que compramos.

Hasta que el CBD no esté en la lista de venta como complemento alimenticio para consumo humano, no es ilegal venderlo, pero tampoco legal para tal fin y, por lo tanto, está prohibido hasta que se le dé forma a su regulación. Es decir, es legal siempre y cuando el producto en cuestión esté destinado para su uso externo, por ejemplo, las cremas o aceites para el cuidado de la piel o para el tratamiento de diferentes tipos de afecciones cutáneas, entre otros usos. En relación a los efectos secundarios, estos dependen de si se toma la dosis correcta, de la calidad del producto y de si contiene o no THC. En concreto, estos efectos pueden ser: aumento de la presión ocular, sensación de sequedad en la boca, influencia en el efecto de medicamentos, influencia en las enzimas durante el embarazo, somnolencia, problemas para conciliar el sueño, presión arterial baja, disminución del apetito, aumento del temblor en pacientes con Parkinson, diarrea, dolor abdominal y de cabeza.

Por lo tanto, se puede concluir que el consumo de CBD podría ser inofensivo si estuviera regulado y se comercializara en las dosis adecuadas, sin contener THC. Al no pasar ningún control sanitario y no poder estar seguros de si el producto cumple con las características de la etiqueta, es recomendable ser muy cautelosos con la sustancia que consumimos. Por ello, aconsejamos hacer uso de otro tipo de medicamentos o suplementos que puedan ayudarnos en lo que buscamos.

Como siempre, un abrazo de 20 segundos para cada lector/a.

Carla Carrera González, Esther Pedraja Fernandéz
y Daniel Samperio Fernández
Psicólogos en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica
del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud, CIPSA

Ángela Carrera Camuesco
Psicóloga Clínica y directora de CIPSA 

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Logopedia: la brújula en la comunicación del paciente y su familia

Un ictus, una embolia o un infarto cerebral se produce por la interrupción repentina del flujo sanguíneo en una parte del cerebro (isquemia) o por la rotura de una arteria (hemorragia). En consecuencia, no llegará suficiente sangre al cerebro para oxigenar a las neuronas, y algunas áreas de éstas dejarán de funcionar. Las secuelas dependerán de la gravedad neurológica, y podrán afectar a la movilidad, habla, cognición, capacidades sensoriales y conducta del paciente.

En la rehabilitación logopédica, la mejoría más rápida ocurre durante los cuatro primeros meses después del daño cerebral adquirido (DCA), pero hasta los tres primeros años la evolución del paciente puede ser positiva. Sin duda, la colaboración de la familia del paciente es clave en el proceso de la recuperación comunicativa. Hay estudios científicos que así lo demuestran: aquellos pacientes que han sufrido DCA y cuentan con un adecuado apoyo familiar, se recuperan mucho mejor que los que no disponen de esta ayuda.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que cuando un ser querido padece DCA y tiene secuelas con daños importantes, tanto el paciente como la familia se sienten muy angustiados por la nueva situación y por la incertidumbre de qué pasará en sus vidas.  

Uno de los primeros obstáculos que causa mayor ansiedad familiar en estas situaciones es la comunicación: el paciente se suele sentir frustrado porque no puede o tiene graves problemas para hablar o hacerse entender, y la familia se siente desorientada, agobiada o fracasada por no poder entenderle.

Por ello, el Servicio Re-habilitador de Logopedia en CIPSA ofrece un apoyo “Logo-educativo” personalizado y adaptado a cada paciente/familia en consulta, así como pautas de asesoramiento logopédico para casa: las barreras de comunicación se superan mejor desde el conocimiento y el afecto.


María Jesús Franco Domínguez

Logopeda experta en daño neurológico, 
20 años de experiencia profesional logopédica sanitaria

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El Duelo en Navidad

Hola de nuevo a los lectores asiduos y nuevo hola para los que se estrenan.

El post está a cargo de Marta González Moragón, Verónica Hernández Soler, Lidia Bustamante Pérez, Elena Campo Zugasti, psicólogas en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica de CIPSA. Han elegido un tema sobre el que no se habla demasiado:  El Duelo en Navidad.

¿Echas de menos estas navidades a un ser querido?

La navidad es una época caracterizada por momentos que nos acercan a personas queridas  que puede que no veamos desde hace tiempo, así como una época de rituales y tradiciones familiares que se mantienen de generación en generación. No obstante, puede ser una experiencia muy diferente cuando se produce la pérdida de un ser querido ya que se convierte en un periodo donde las ausencias se hacen aún más presentes. El sentimiento de vacío se incrementa en estas fechas. Asimismo, en algunos casos,  supone el hecho de tener que vivir estos momentos en soledad e incluso la pérdida de rituales y tradiciones.

El duelo es un proceso psicológico que se produce tras la pérdida de un ser querido. Es una vivencia que se manifiesta de forma diferente en cada persona, pero conlleva emociones comunes como miedo, tristeza, confusión, culpa, negación, etc. Cabe destacar, que no hay un tiempo delimitado para encontrarse bien, y que cada persona vive y siente el dolor de una forma, por ello, dependiendo de sus experiencias, necesitará utilizar estrategias de afrontamiento diferentes para sobrepasar este momento. Normalmente, el duelo está asociado al fallecimiento pero también, incluye procesos de pérdida como pueden ser una separación, un divorcio o tener familiares viviendo en otro país. Algunas personas prefieren evitar cualquier tipo de festividad, aunque no es una tarea fácil debido a la abrumadora presencia de decoraciones y al «espíritu navideño» omnipresente en nuestro entorno, incluidas las calles y los medios de comunicación. Por ello, existe el riesgo de sentirse desconectado completamente del entorno, lo que podría llevarnos a un aislamiento para protegernos del dolor.

Por otro lado, hay quienes optan por actuar como si nada hubiera ocurrido y se esfuerzan por participar en las celebraciones, como es habitual todos los años. Esta situación se encuentra especialmente en las familias en las que las emociones derivadas de la pérdida están profundamente reprimidas o en las que existe el deseo de proteger a otros miembros de la familia, como a los niños pequeños. Este sentimiento de obligación con frecuencia da lugar a intensos conflictos internos.

¿Hay alguna forma de modificar la culpa que nos genera “disfrutar” de estas fechas a pesar de la ausencia de un ser querido? Uno de los enfoques más beneficiosos consiste en anticipar y organizar las festividades. Son fechas que pueden suponer un estrés si eres de las personas que se encarga de los preparativos, regalos, decoración, etc. Repartirse las tareas con tus seres queridos es una acción que  aumenta la implicación familiar, lo que conseguirá una mayor liberación emocional y a su vez, un refuerzo del vínculo con tus familiares. Participa en una conversación u organiza reuniones con las personas con las que pasarás la Navidad y expresa tus expectativas para esos días, respetando las opiniones, los deseos y las emociones de todas las personas involucradas.  Además, es crucial compartir abiertamente con ellos tus emociones e inquietudes con respecto a cómo te gustaría abordar las cosas este año. No te sientas culpable sobre las cosas que piensas que deberías estar haciendo. Es interesante crear nuevas tradiciones en recuerdo a la persona que ya no está; por ejemplo: utilizar un objeto simbólico: encender una vela o hacer un gesto como un “brindis” conmemorando buenos momentos y/o anécdotas vividas. Recordamos a los que no están pero no olvidar centrarnos en la gente que sí tenemos ahora a nuestro lado.

Por último, pero no menos importante, destacar que si observas que la situación te sobrepasa, acudir a un profesional y pedir ayuda, siempre es una opción recomendable.

Como siempre, un abrazo de 20 segundos para cada lector/a.

Marta González Moragón, Verónica Hernández Soler,
Lidia Bustamante Pérez y Elena Campo Zugasti

Psicólogas en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica
del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud, CIPSA

Ángela Carrera Camuesco
Psicóloga Clínica y directora de CIPSA 

Imágenes: Created by Pexels ~  Pexels