Hola de nuevo a los lectores asiduos y nuevo hola para los que se estrenan. En esta ocasión y como escribí el año pasado, en estas fechas es casi obligado hablar de la Navidad. Ha pasado de ser celebrada de forma exclusivamente religiosa a ser una época del año destinada a extraer lo mejor que tenemos dentro de nosotros. Es lo que llamamos el “espíritu navideño”. Tienen que ver con reavivar estas emociones positivas, con el amor, el perdón, con renovar esperanzas, con el disfrute, el entusiasmo, la espontaneidad, la solidaridad,... Pero esto solo ocurre en el mejor de los casos. Y lo digo porque algunas personas se hunden progresivamente a medida que se acercan las fiestas y sienten soledad (no estoy con las personas que quiero), frustración (las cosas no salieron como tenía pensado, no tengo dinero para hacer las compras típicas…), estrés (hay que preparar todo y lo hago todo yo, no van a quedar los productos que quiero comprar…). Estos son solo algunos ejemplos muy generales de lo que ocurre para acabar deprimidos o ansiosos en estas fechas. Además empeoran los problemas de alimentación como la anorexia, la bulimia, la sobreingesta compulsiva,… ¿Problemas familiares? ¿Problemas con la pareja? También,… también aumentan También hay personas que se indignan por el consumismo y la obligación de hacer excesos con la comida, bebida y sobre todo de compras. La compra excesiva y compulsiva es muy típica en diciembre y enero, aunque no es única de estas fechas. Ya se encarga el sistema consumista de que compremos también en el black friday, en el Monday “nosecuantos” y no voy a decir en cuantos momentos más, porque seguro que se os están ocurriendo ya algunos. Muchos no las celebrarían y si lo hacen es “por los niños” y lo reducen a una celebración residual, superficial, comercial,… centrada en problemas viejos y no resueltos... Bueno, pues ya vemos que la cosa no está fácil para disfrutar de estas celebraciones. Sobre todo cuando nos dicen cómo hay que disfrutarlas. Tenemos derecho pensar y decidir qué queremos hacer. Si nos compadecemos, no vamos a hacer que cambie la situación. Podemos aceptarla,... o rechazarla y cambiarla. No se trata de negar los problemas, sino de prevenirlos y si no podemos prevenirlos pues adoptar una actitud POSITIVA y ACTIVA. Podríamos hacer cambios para que sea una época más agradable,..
Y ahora si…. Ahora os deseo que consigáis una Navidad lo más feliz posible, y para que todo el mundo lo reciba, ahí va en distintos idiomas:
Aprovechad para dar y recibir abrazos de al menos 20 segundos. Ahí va el mío para todos… y para cada uno Angela Carrera Camuesco Imágen: Created by Freepik @senivpetro |