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Un problema silenciado: el Suicidio (I)

Hola de nuevo a los lectores asiduos y nuevo hola para los que se estrenan. El post está a cargo de Sandra Calzada Edesa alumna en prácticas de psicología en CIPSA. Haremos una serie de blogs sobre este tema para que su lectura sea más fácil y se nos quede más presente la información. Vamos allá… con algunos datos y mitos relacionados con el suicidio.

El suicidio es un grave problema de salud pública que arrastra el lastre de haber sido un tema tabú y un estigma social. Aunque ha sido invisibilizado, la dura realidad es que cada año en el mundo fallecen por suicidio alrededor de 800.000 personas. En 2020, en España, se suicidaron 3.941 personas, lo que equivale a 10 personas al día. En 2021, se ha dado un récord histórico con 4.033 suicidios. Si hacemos una comparativa con el número de defunciones  en accidentes de tráfico estos mismos años, 1.370 y 1004 personas, podemos observar la relevancia del problema ya que se multiplica por cuatro. A estos datos hay que sumar que por cada persona que se quita la vida, hay 20 que lo han intentado. Y además, estas muertes dejan a los supervivientes (familiares y allegados) sufriendo estas dolorosas pérdidas.

El suicidio es multicausal, es decir, no existe un único factor que lleve a la persona a quitarse la vida. Se trata de una realidad compleja y de difícil abordaje.  Genera muchos interrogantes y desconcierto en la población general y a niel político, donde el debate sobre la elaboración de un plan nacional de prevención del suicidio sigue abierto.

En este primer artículo sobre el suicidio, pretendo dar a conocer y tratar de eliminar algunos de los mitos sobre el mismo:

  1. Es hereditario. No existen estudios que avalen la existencia de un determinismo biológico. Es posible heredar la predisposición a padecer un trastorno o enfermedad mental, pero esto no tiene por qué culminar en un suicidio.
  2. Ha sido muy valiente/ ha sido un cobarde. Quien decide acabar con su vida, no es ni valiente ni cobarde. Es una persona sin esperanza que trata de terminar con el enorme sufrimiento que siente.
  3. Solo se suicidan personas con graves problemas. El sufrimiento emocional no siempre viene precedido de problemas económicos, sociales, laborales… En ocasiones las personas, bajo una aparente normalidad, sienten soledad, malestar e incapacidad para compartir estos sentimientos.
  4. Solo se suicidan personas con algún trastorno mental. Padecer un trastorno mental es un factor de riesgo, pero no todas las personas que lo tienen se suicidan. Ni todas las personas que se suicidan tienen un trastorno mental.
  5. Yo podría haberlo evitado. El grado de ocultación de la ideación suicida, cuya finalidad es evitar el rescate, dificulta su detección y la posible actuación.
  6. “El efecto contagio”: hablar de suicidio en los medios de comunicación provoca suicidios. Solo una mala cobertura, sensacionalista y morbosa de un suicidio puede afectar a personas que se encuentran en una situación muy vulnerable, incitándoles a copiar esa conducta. Una cobertura mediática seria y correcta tendrá un efecto positivo, alentando a las personas a pedir ayuda.
  7. Quien habla de suicidarse no lo realiza. La realidad es que entre el 80 y el 90% de las personas que se suicidan, han informado a su entorno de su intención. Se debe prestar atención siempre, y nunca restar importancia, a estas comunicaciones.

Como siempre, un abrazo de 20 segundos para cada lector/a.

Sandra Calzada Edesa
Psicóloga en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica
del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud, CIPSA

Ángela Carrera Camuesco
Psicóloga Clínica y directora de CIPSA 

Imágenes ~ Pexels

 

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Así fue el Reencuentro con el Dr. Jesús Artal

 

Conocer la Psiquiatría para poder aceptarla

El pasado 25 de enero, en la Sala Laredo del Hotel Bahía en Santander, ha tenido lugar el primer Reencuentro del año. El Dr. Jesús Artal, actual jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV), ha acercado el mundo de la psiquiatría al público. Fue Leticia Mena, periodista del Diario Montañés y promotora del Proyecto Líderes Impulsa, la que entrevistó a nuestro invitado en esta ocasión.

Jesús Artal hizo referencia a dos motivos principales por los que existe tanto desconocimiento en cuanto a esta rama de la medicina:

.- el miedo, tanto a la enfermedad mental como al enfermo, y

.- la decepción generada por las expectativas que pacientes y familiares tienen cuando acuden a los servicios sanitarios en busca de soluciones a su malestar.

En opinión del Dr. Artal o cierto es que en los últimos años, y sobre todo tras la pandemia, estos servicios de salud se han visto saturados, dificultando la satisfacción de las necesidades de sus usuarios, así como la inmediatez en la atención.

Aunque tras la pandemia la prevalencia de psicopatología leve ha aumentado, los ingresos por enfermedad mental grave en adultos se mantienen estables (800 aproximadamente en 2022). No ocurre lo mismo con los menores de edad, cuyos casos se han visto casi triplicados. Esto ha supuesto una sobrecarga de la única unidad de hospitalización psiquiátrica con la que cuenta Cantabria, en el HUMV. Se prevé abrir otra en Torrelavega, lo cual ayudará a solventar este problema y ofrecerá una mayor accesibilidad a los usuarios de otras poblaciones.

El incremento en los recursos psiquiátricos es importante, pero la ciudadanía también puede desempeñar un papel relevante en la repercusión de los trastornos de salud mental, apoyando a las personas que la padecen. Teniendo en cuenta que 1 de cada 4 personas presenta algún problema de este tipo, las oportunidades y la responsabilidad de implicarse se hacen fundamentales. Las familias, además, pueden tener un rol activo fomentando la tolerancia a la frustración desde edades tempranas, lo cual repercutirá en la prevención de algunos trastornos.

Hay que tener en cuenta que en psiquiatría, al igual que en la medicina en general, existe la regla de los 3 tercios, que predice que: un tercio (33%) de los pacientes se recuperará de forma exitosa, un tercio tenderá a ser resistente al tratamiento y que su condición se cronifique, y el último tercio experimentará mejoras aunque no supere del todo la patología. El apoyo social que reciban jugaría un papel crítico en su recuperación.

Es cierto que cuando experimentamos problemas psicológicos lo recomendable es ponerle solución acudiendo a consultas de Psicología Clínica. Hay circunstancias, particularmente en trastornos que tienen tendencia a cronificarse o ser resistentes al tratamiento,  y en los casos en los que no hay mejora con tratamiento psicológico o en los que tienen una base biológica o fisiológica, es necesario prescribir psicofármacos como antidepresivos o ansiolíticos. Jesús explicaba que en los últimos años la investigación sobre estos medicamentos ha avanzado enormemente, y ya se conocen numerosas variedades y sus efectos. Por ejemplo, mientras que los antidepresivos no provocan síntomas de dependencia, otros como los ansiolíticos sí que pueden generar tolerancia (mayor dosis para generar los mismos beneficios) y síntomas de abstinencia (al retirar un fármaco que generaba dependencia). El público realizó muchas preguntas a lo largo del encuentro. Una de ellas fue sobre los efectos secundarios de los medicamentos prescritos por los psiquiatras.   Artal respondió comentando que los efectos secundarios serán por lo general menores que el remedio que profieran, siempre y cuando se realice un buen uso del fármaco. El mensaje a trasladar es que no deberíamos tener tanto miedo a recurrir al consumo de un psicofármaco cuando verdaderamente lo necesitamos.

Ahora bien; ¿cómo podemos identificar si estamos bien? El Dr. Artal nos ayuda a identificar 3  señales que son indicativas de salud mental:

  1. Si tenemos pocos o ningún síntoma de malestar.
  2. Si tenemos un proyecto de vida o motivos para vivir.
  3. Si somos capaces de disfrutar de la vida.

En definitiva, cada vez es más frecuente que hablemos de salud mental y de su importancia, pero si queremos continuar con la tarea de promover la prevención de problemas psicológicos y brindar apoyo, es necesario que sigamos normalizando el acto de pedir ayuda. Expresarnos cuando no estamos bien no es un síntoma de debilidad, sino una señal de inteligencia, fuerza y verdadero conocimiento personal.

Marta Álvarez García, Sandra Calzada Edesa y Andreína Enriquez No
Psicólogas en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica
del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud, CIPSA

 

 

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El síndrome del Salvador o “necesito que me necesites”

Hola de nuevo a los lectores asiduos y nuevo hola para los que se estrenan. El post está a cargo de Marta Álvarez García alumna en prácticas de psicología en CIPSA.

Las relaciones de pareja pueden basarse en una unión sentimental disfuncional y acabar por convertirse en una idea distorsionada de lo que es el amor y la vida en pareja. En esta ocasión voy a centrarme en las relaciones basadas en la codependencia emocional.

La dependencia emocional se define como una necesidad extrema de índole afectivo que una persona siente hacia su pareja. Este tipo de relaciones suelen estar marcadas por la falta de confianza en uno mismo, la  falta de autonomía  y/o  el miedo a la soledad.

Sin embargo, la codependencia emocional, también conocida como síndrome del salvador, es más compleja. Es un tipo de dependencia que se basa en un patrón de vinculación de dos personas en el cual una de las partes adquiere un rol de “cuidador/a”, intentando rescatar y resolver los problemas del otro/a. Esto fomenta una dinámica de dependencia del “salvado/a” pero también de la persona “fuerte y salvadora” con la persona “frágil”. Y esto podría llegar a ser adaptativo en  la relación entre padres (salvadores) e hijos pequeños (salvados). Pero en el ámbito amoroso lo saludable es que ambas partes estén en una posición de igualdad.

Esta forma de actuar puede deberse a diferentes factores, entre los que tienen un gran peso las vivencias personales, la educación, la personalidad e incluso las propias exigencias de la sociedad. Socialmente esta forma de actuar puede verse como una muestra de amor en lugar de una manera de anular a la otra persona. Desde la infancia, la educación está basada en el respeto y el ofrecimiento de ayuda a los demás.  Sin embargo, es importante enfocarlo desde la reciprocidad, de manera que este altruismo sería más saludable de forma bidireccional, y no solo de una parte de la pareja a otra.

¿Cómo podemos identificar si estamos en una relación de codependencia?  Hay una serie de rasgos y conductas que nos pueden ayudar a identificar este tipo de relaciones. Por un lado, las personas “salvadoras” dejan sus necesidades y deseos de lado para ocuparse de cubrir los intereses, necesidades y objetivos de la otra persona, hasta el punto de llegar a sentir los fracasos del otro como propios.

También está presente la obsesión y deseo por controlar al otro, así como la hiper-responsabilidad, por lo que se sienten obligados a sacrificarse por  el otro/a aunque esto a largo plazo no les ocasione la satisfacción esperada.

Asimismo, suelen tener creencias irracionales, como por ejemplo “si hago todo esto por él/ella, me va a querer siempre”.

Las personas que están al otro lado de la relación, las “salvadas”, son individuos dependientes, con poca seguridad en sí mismos y muy baja autoestima, por lo que tienden a pensar que no pueden vivir sin su pareja, que les protege y les cuida. Además, suelen presentar un locus de control externo, piensan que no tienen el poder de cambiar su situación, achacando lo que les pasa a factores externos que no dependen de ellos.

Para hacer cambios, lo primero es reconocer si algo de esto nos está pasando. Así podríamos buscar soluciones para mejorar los comportamientos que estén convirtiendo la relación en disfuncional para que estos vínculos sean más sanos.

Como siempre, un abrazo de 20 segundos para cada lector/a.

Marta Álvarez García 
Psicóloga en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica
del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud, CIPSA

Ángela Carrera Camuesco
Psicóloga Clínica y directora de CIPSA 

Imágenes: Created by pixabay ~ Pexels

 

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