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Un problema silenciado: el Suicidio (II)

SEÑALES DE ALARMA DE RIESGO DE CONDUCTA SUICIDA

Hola de nuevo a los lectores asiduos y nuevo hola para los que se estrenan.

El post está a cargo de Sandra Calzada Edesa alumna en prácticas de psicología en CIPSA.

Este es el segundo de una serie de 3 blogs sobre este tema para que su lectura sea más fácil y se nos quede más presente la información. Vamos allá… con algunas claves o señales que puedan ayudar en la detección de un posible riesgo de conducta suicida.

  1. Descuido de la apariencia personal.
  2. Incremento de quejas somáticas (dolor de cabeza, de estómago, fatiga…) asociados al malestar emocional.
  3. Modificaciones repentinas y fuertes del comportamiento. Por ejemplo: muestras de agresividad, cambios en la alimentación o el sueño, realización de conductas que ponen en riesgo su vida, evitación de actividades grupales tendiendo al aislamiento, presencia de sentimientos de tristeza, desinterés o indiferencia, descenso de manera abrupta y notable del rendimiento académico y/o laboral, absentismo académico y/o laboral, desprenderse o regalar cosas que aprecian, cierre y/o despedida en redes sociales de manera repentina, interés súbito y desmesurado por arreglar asuntos pendientes.
  4. Afirmaciones negativas sobre uno mismo y el desarrollo de su vida, su futuro. Por ejemplo: “soy inútil y no valgo para nada”, “todos estaríais mejor sin mí”, “la vida no merece la pena”.
  5. Afirmaciones que muestran ideas asociadas con la muerte. Por ejemplo: “estoy cansado, no quiero estar vivo”, “voy a dejar de ser un problema”.

Si tienes en tu entorno a una persona con ideación suicida y ves alguna de estas señales de alarma, escúchala, no restes importancia a sus mensajes ni trates de consolarla, aliéntala y acompáñala a solicitar ayuda de un profesional. También puedes llamar al 024, línea del Ministerio de Sanidad de atención gratuita,  disponible 24 horas, 365 días, para personas con ideación suicida, allegados y familiares. O al teléfono de la esperanza, perteneciente a una asociación sin ánimo de lucro que trabaja en la promoción de la salud emocional y la intervención en crisis, tel: 914 59 00 55 (fijo), 717003717 (móvil) o al 942363745 (teléfono del centro que la asociación tiene en Cantabria, situado en C/ José María de Cossío, 33).

 

Como siempre, un abrazo de 20 segundos para cada lector/a.

Sandra Calzada Edesa
Psicóloga en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica
del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud, CIPSA

Ángela Carrera Camuesco
Psicóloga Clínica y directora de CIPSA 

Imágenes ~ Pexels

 

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Un problema silenciado: el Suicidio (I)

Hola de nuevo a los lectores asiduos y nuevo hola para los que se estrenan. El post está a cargo de Sandra Calzada Edesa alumna en prácticas de psicología en CIPSA. Haremos una serie de blogs sobre este tema para que su lectura sea más fácil y se nos quede más presente la información. Vamos allá… con algunos datos y mitos relacionados con el suicidio.

El suicidio es un grave problema de salud pública que arrastra el lastre de haber sido un tema tabú y un estigma social. Aunque ha sido invisibilizado, la dura realidad es que cada año en el mundo fallecen por suicidio alrededor de 800.000 personas. En 2020, en España, se suicidaron 3.941 personas, lo que equivale a 10 personas al día. En 2021, se ha dado un récord histórico con 4.033 suicidios. Si hacemos una comparativa con el número de defunciones  en accidentes de tráfico estos mismos años, 1.370 y 1004 personas, podemos observar la relevancia del problema ya que se multiplica por cuatro. A estos datos hay que sumar que por cada persona que se quita la vida, hay 20 que lo han intentado. Y además, estas muertes dejan a los supervivientes (familiares y allegados) sufriendo estas dolorosas pérdidas.

El suicidio es multicausal, es decir, no existe un único factor que lleve a la persona a quitarse la vida. Se trata de una realidad compleja y de difícil abordaje.  Genera muchos interrogantes y desconcierto en la población general y a niel político, donde el debate sobre la elaboración de un plan nacional de prevención del suicidio sigue abierto.

En este primer artículo sobre el suicidio, pretendo dar a conocer y tratar de eliminar algunos de los mitos sobre el mismo:

  1. Es hereditario. No existen estudios que avalen la existencia de un determinismo biológico. Es posible heredar la predisposición a padecer un trastorno o enfermedad mental, pero esto no tiene por qué culminar en un suicidio.
  2. Ha sido muy valiente/ ha sido un cobarde. Quien decide acabar con su vida, no es ni valiente ni cobarde. Es una persona sin esperanza que trata de terminar con el enorme sufrimiento que siente.
  3. Solo se suicidan personas con graves problemas. El sufrimiento emocional no siempre viene precedido de problemas económicos, sociales, laborales… En ocasiones las personas, bajo una aparente normalidad, sienten soledad, malestar e incapacidad para compartir estos sentimientos.
  4. Solo se suicidan personas con algún trastorno mental. Padecer un trastorno mental es un factor de riesgo, pero no todas las personas que lo tienen se suicidan. Ni todas las personas que se suicidan tienen un trastorno mental.
  5. Yo podría haberlo evitado. El grado de ocultación de la ideación suicida, cuya finalidad es evitar el rescate, dificulta su detección y la posible actuación.
  6. “El efecto contagio”: hablar de suicidio en los medios de comunicación provoca suicidios. Solo una mala cobertura, sensacionalista y morbosa de un suicidio puede afectar a personas que se encuentran en una situación muy vulnerable, incitándoles a copiar esa conducta. Una cobertura mediática seria y correcta tendrá un efecto positivo, alentando a las personas a pedir ayuda.
  7. Quien habla de suicidarse no lo realiza. La realidad es que entre el 80 y el 90% de las personas que se suicidan, han informado a su entorno de su intención. Se debe prestar atención siempre, y nunca restar importancia, a estas comunicaciones.

Como siempre, un abrazo de 20 segundos para cada lector/a.

Sandra Calzada Edesa
Psicóloga en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica
del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud, CIPSA

Ángela Carrera Camuesco
Psicóloga Clínica y directora de CIPSA 

Imágenes ~ Pexels

 

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Así fue el Reencuentro con el Dr. Jesús Artal

 

Conocer la Psiquiatría para poder aceptarla

El pasado 25 de enero, en la Sala Laredo del Hotel Bahía en Santander, ha tenido lugar el primer Reencuentro del año. El Dr. Jesús Artal, actual jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV), ha acercado el mundo de la psiquiatría al público. Fue Leticia Mena, periodista del Diario Montañés y promotora del Proyecto Líderes Impulsa, la que entrevistó a nuestro invitado en esta ocasión.

Jesús Artal hizo referencia a dos motivos principales por los que existe tanto desconocimiento en cuanto a esta rama de la medicina:

.- el miedo, tanto a la enfermedad mental como al enfermo, y

.- la decepción generada por las expectativas que pacientes y familiares tienen cuando acuden a los servicios sanitarios en busca de soluciones a su malestar.

En opinión del Dr. Artal o cierto es que en los últimos años, y sobre todo tras la pandemia, estos servicios de salud se han visto saturados, dificultando la satisfacción de las necesidades de sus usuarios, así como la inmediatez en la atención.

Aunque tras la pandemia la prevalencia de psicopatología leve ha aumentado, los ingresos por enfermedad mental grave en adultos se mantienen estables (800 aproximadamente en 2022). No ocurre lo mismo con los menores de edad, cuyos casos se han visto casi triplicados. Esto ha supuesto una sobrecarga de la única unidad de hospitalización psiquiátrica con la que cuenta Cantabria, en el HUMV. Se prevé abrir otra en Torrelavega, lo cual ayudará a solventar este problema y ofrecerá una mayor accesibilidad a los usuarios de otras poblaciones.

El incremento en los recursos psiquiátricos es importante, pero la ciudadanía también puede desempeñar un papel relevante en la repercusión de los trastornos de salud mental, apoyando a las personas que la padecen. Teniendo en cuenta que 1 de cada 4 personas presenta algún problema de este tipo, las oportunidades y la responsabilidad de implicarse se hacen fundamentales. Las familias, además, pueden tener un rol activo fomentando la tolerancia a la frustración desde edades tempranas, lo cual repercutirá en la prevención de algunos trastornos.

Hay que tener en cuenta que en psiquiatría, al igual que en la medicina en general, existe la regla de los 3 tercios, que predice que: un tercio (33%) de los pacientes se recuperará de forma exitosa, un tercio tenderá a ser resistente al tratamiento y que su condición se cronifique, y el último tercio experimentará mejoras aunque no supere del todo la patología. El apoyo social que reciban jugaría un papel crítico en su recuperación.

Es cierto que cuando experimentamos problemas psicológicos lo recomendable es ponerle solución acudiendo a consultas de Psicología Clínica. Hay circunstancias, particularmente en trastornos que tienen tendencia a cronificarse o ser resistentes al tratamiento,  y en los casos en los que no hay mejora con tratamiento psicológico o en los que tienen una base biológica o fisiológica, es necesario prescribir psicofármacos como antidepresivos o ansiolíticos. Jesús explicaba que en los últimos años la investigación sobre estos medicamentos ha avanzado enormemente, y ya se conocen numerosas variedades y sus efectos. Por ejemplo, mientras que los antidepresivos no provocan síntomas de dependencia, otros como los ansiolíticos sí que pueden generar tolerancia (mayor dosis para generar los mismos beneficios) y síntomas de abstinencia (al retirar un fármaco que generaba dependencia). El público realizó muchas preguntas a lo largo del encuentro. Una de ellas fue sobre los efectos secundarios de los medicamentos prescritos por los psiquiatras.   Artal respondió comentando que los efectos secundarios serán por lo general menores que el remedio que profieran, siempre y cuando se realice un buen uso del fármaco. El mensaje a trasladar es que no deberíamos tener tanto miedo a recurrir al consumo de un psicofármaco cuando verdaderamente lo necesitamos.

Ahora bien; ¿cómo podemos identificar si estamos bien? El Dr. Artal nos ayuda a identificar 3  señales que son indicativas de salud mental:

  1. Si tenemos pocos o ningún síntoma de malestar.
  2. Si tenemos un proyecto de vida o motivos para vivir.
  3. Si somos capaces de disfrutar de la vida.

En definitiva, cada vez es más frecuente que hablemos de salud mental y de su importancia, pero si queremos continuar con la tarea de promover la prevención de problemas psicológicos y brindar apoyo, es necesario que sigamos normalizando el acto de pedir ayuda. Expresarnos cuando no estamos bien no es un síntoma de debilidad, sino una señal de inteligencia, fuerza y verdadero conocimiento personal.

Marta Álvarez García, Sandra Calzada Edesa y Andreína Enriquez No
Psicólogas en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica
del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud, CIPSA

 

 

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